Santander, 26 de diciembre. En Cantabria se registra cada año cerca de mil tumores digestivos que causan más de 400 muertes. Entre ellos, el cáncer de colon y recto es una enfermedad frecuente con una incidencia alta tanto en hombres como en mujeres, pero su pronóstico depende en gran medida de lo temprano que se realice el diagnóstico.
Para conseguir una detección precoz de la enfermedad y con el objetivo de que tenga una mayor curación, Cantabria lanza cada dos años un cribado de cáncer colorrectal que se realiza mediante un test de sangre oculta en heces dirigido a la población de entre 50 y 69 años.
Los cribados son actividades orientadas a la detección precoz de la enfermedad para un diagnóstico y tratamiento temprano que se ofrecen activamente al conjunto de la población susceptible de padecer la enfermedad, aunque no tenga síntomas ni haya demandado ayuda médica.
Este tipo de enfermedad alcanza el 15% de los cánceres que se diagnostican y el 90% de los casos son en mayores de 50 años. Sin embargo, el pronóstico de un cáncer colorrectal en estadio 1 es del 90% de curación, en estadio 2 entre el 70% y 80% y en estadio 4 la supervivencia es de un 8% a 5 años.
Además, los cribados se realizan con el objetivo de detectar y extirpar los adenomas para reducir la incidencia, así como un diagnóstico temprano para mejorar el pronóstico.
Pero la tasa de aceptación por parte de la población cántabra es mejorable, ya que en el último año en el que se lanzó el programa, la participación total fue del 50,3%.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) algunos de los factores relacionados con la aparición del cáncer colorrectal son la alta ingesta de carnes procesadas y baja de frutas y verduras, el sedentarismo, consumir tabaco y drogas y tomar en exceso bebidas alcohólicas, entre otros.
No obstante, fuera del programa de cribado se pueden presentar diferentes síntomas que se relacionan con esta enfermedad como la diarrea, estreñimiento, sangre en las heces, dolor abdominal, pérdida de peso sin causa aparente, cansancio o concentraciones bajas de hierro.
Entre los tratamientos para el cáncer colorrectal, aunque dependa de su tipo y evolución, se incluyen la intervención quirúrgica, la radioterapia, la quimioterapia, el tratamiento dirigido y la inmunoterapia.