Cantabria Labs desarrolla un nuevo laboratorio dermatológico en Kenia
La iniciativa ya está funcionando para cubrir las necesidades de la piel en la población de Turkana
Santander, 27 de febrero. Cantabria Labs ha puesto en marcha un nuevo laboratorio dermatológico ‘Derma Nariokotome’ en la región de Turkana, Kenia, que se enmarca dentro de su actividad de Responsabilidad Social Corporativa.
El nuevo laboratorio, financiado íntegramente por Cantabria Labs, ya funciona en pleno rendimiento y cuenta con toda la infraestructura necesaria para dar respuesta a las necesidades de la piel de la población turkana.
Su actividad ha comenzado con la fabricación de cremas dermatológicas, hidratantes y jabones para la higiene personal, con los máximos estándares de calidad y aval científico que respaldan al laboratorio farmacéutico.
El proyecto estará liderado por Samuel Kapua, un chico turkano criado en la misión de Nariokotome y becado en toda su trayectoria escolar y universitaria por Cantabria Labs. De esta manera, se encargará de la formulación en el laboratorio y, también, dará continuidad al compromiso social de la compañía farmacéutica con la región Turkana.
Durante la inauguración, Antonio Matji de Arroquia, miembro del consejo de Cantabria Labs, ha indicado que en nombre de toda la institución “esperamos tener la oportunidad de seguir estando cerca y ayudar a quienes más lo necesitan. Es impresionante ver la fuerza, el compromiso y la ilusión de la población turkana”.
Asimismo, ha aprovechado la ocasión para recordar a su padre, José Antonio Matji, cofundador de Cantabria Labs, “cuya devoción por asistir y curar a los más pobres nos ha traído hasta aquí” y, también, a su hermano y presidente de la compañía, Juan Matji, “por haber liderado esta senda colaboración”.
A través de este proyecto, la empresa farmacéutica reafirma que hay un ingrediente especial y longevo en las fórmulas de sus productos: la acción y la responsabilidad social.
De hecho, Cantabria Labs ha permitido la construcción de más de 300 pozos y presas que han acercado el agua a la población local, la formación de más de 2.500 niños cada año y la asistencia sanitaria a más de 90 comunidades en Turkana. Esto se ha llevado a cabo durante los treinta años de trabajo con la Fundación Emalaikat y siguiendo su compromiso de mejorar la salud y calidad de vida de quienes más lo necesitan.